El pasado viernes día 27 de junio finalizó el curso en el IES Campo Charro y con él también finalizó la etapa docente de José Antonio Cuadrado, profesor, director y compañero de este centro durante 29 años, los mismos del centro.
Con la excusa del final de curso nos juntamos todos en una comida: compañeros, amigos y familia para rendirle un pequeño homenaje.
La sobremesa empezó con una bonita dedicatoria de su amigo y compañero del centro, Jaime Gutiérrez, que también nos deja este año.
Después tomó la palabra el homenajeado que empezó su discurso expresando su profundo agradecimiento a quienes organizaron el evento, consciente del esfuerzo que implica, pues él mismo había estado en ese papel otras veces. También se dirigió a sus compañeros del claustro, agradeciendo las risas, el compañerismo y la posibilidad de haber compartido el curso con personas mucho más jóvenes -algunos incluso más jóvenes que sus propios hijos-. Mencionó con especial cariño a antiguos alumnos que hoy son compañeros de profesión, a colegas ya jubilados, a quienes ahora se une con emoción, y recordó a los ausentes, como su mujer, que ya no está con nostros.
A partir de ahí, José Antonio hizo un repaso por su trayectoria vital y profesional. Recordó su infancia y los primeros maestros que marcaron su camino: Don Vicente, quien le enseñó a jugar al ajedrez y despertó su interés por las matemáticas, y don Pancracio, que sin proponérselo sembró en él la pasión por la plástica. Era tal la calidad de sus trabajos de plástica, que una de sus profesoras le rechazaba sistemáticamentes sus trabajos por considerar que no los hacía él. Fue en el instituto de Vitiguidino con Germán, su profesor de dibujo técnico en COU, quien encendió definitivamente en él la vocación por la enseñanza y le hizo cambiar su objetivo de estudiar arquitectura por el de cursar Bellas Artes, decisión que no fue fácil en su entorno familiar.
Vivió su paso por la facultad como una etapa de libertad y creatividad, y pronto pudo demostrar que su elección había sido la correcta al conseguir una interinidad en Ciudad Rodrigo y después presentarse a oposiciones. Desde entonces, disfrutó intensamente de su labor en clase, aunque también desempeñó cargos directivos. Sin embargo, lo que más le apasionó siempre fue estar con los alumnos.
No ocultó los momentos difíciles. Recordó con dolor la pérdida de compañeros queridos, como Fernando, Rodrigo, Juan Ignacio, Marcelino o Benja , y la de alumnos que fallecieron en circunstancias trágicas, como José Alfredo, Marta o Jorge. Aun así, destacó su visión positiva de la vida: seguir adelante con esperanza, apoyándose en los demás y en los buenos momentos.
En su trayectoria también hubo proyectos enriquecedores fuera del aula. Destacó su participación en un programa nacional para diseñar materiales educativos, nacido tras obtener un premio de diseño, al que siguieron otros reconocimientos. Estas experiencias le sirvieron para innovar en clase, mantener la motivación y recibir algunos reconocimientos como su cátedra, aunque esta llegó en un momento personal especialmente duro, pues su mujer estaba gravemente enferma en fase terminal, por lo que, aunque a él le pareciera pequeño, a ella le dio alegría.
Durante años, ocupó cargos de responsabilidad como secretario y director, lo que le permitió conocer a fondo la gestión educativa. Agradeció especialmente a sus compañeros de equipo Estrella, Juan Carlos, Poldo, Ana, Jaime, ... a quienes considera familia por todo lo vivido juntos: jornadas interminables, decisiones difíciles, triunfos compartidos...
Finalmente, se despidió con gratitud. Se va con salud, con ganas, con proyectos por delante y con el deseo de mantener siempre los principios que lo han guiado hasta ahora. Reconoció que jubilarse es dejar atrás los cargos y la rutina, pero que lo importante son los recuerdos, las personas y la humanidad compartida.
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¡¡¡QUE DISFRUTES DE ESTA NUEVA ETAPA DE TU VIDA!!!